No se vayan todavía, aún hay más
El 26 de Marzo de 2008 publiqué de manera privada mi primera entrada en un blog. Pocos meses después se harían públicas ésta y otras tantas entradas durante varios años, a través de diversas cabeceras. Pensaba que iba a comerme el mundo. En serio.
Pero mundo ha cambiado, verdad, y lo único que te puedes comer en general son buenas mierdas. Bueno, qué esperabas. Ya en aquel año se hablaba, se escribía, se blogueaba...sobre el advenimiento del formato bitácora como fórmula gastada, elitista y controlada por lobbys; muchos. Igual no fue para tanto, o igual sí. Pero escribo esto en 2025 y puedo garantizar que los usuarios de internet que leen cosas han cambiado mucho. TANTO como para empequeñecer lo MUCHO que ya estaban cambiando en 2008.
Venir aquí y depositar conocimientos, opiniones u ocurrencias en texto blanco sobre negro en un blog mayoritariamente en blanco y gris solo puede ser vocacional, porque por lo demás es una absurda pérdida de tiempo. Vuestro tiempo pero sobre todo el mío.
Si quieres conocer sobre mi faceta sonora estás invitado a pasar totalmente de mi orto, pero igualmente pondré los enlaces:
No escribiré mucho al respecto, dejando a gusto de cada cual elegir el tipo de experiencia o descartar ambas. Aquí vengo a otra cosa. Y como decía, en pleno 2025, simplemente porque puedo y me da la gana.
Desde que la paternidad caló hondo en todo mi ser, me planteo todo esto como una forma de dejar un legado para mi hijo. Es sincero y lo mejor, quita mucha presión. Aparte, dicho legado no se basa en las cosas que hizo su padre (hago de momento, aunque la salud regular), sino en el ejemplo de que aún con la amenaza inminente de un barrido total por parte de los contenidos generados por IA, uno podrá cantar, escribir, pintar y tocar las maracas y soñar por sí mismo siempre que quiera.
Y si no es aquí, ya inventaremos de nuevo los fanzines hechos a base de fotocopias.
Que esto tenga que durar lo que tenga que durar. Gracias por tu atención.

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